FRANCISCO JAVIER SÁENZ DE OIZA
Dado que este tema suscita mucho interés he decido realizar una entrada con una propuesta más extensa. Dado que no existe documentación acerca de este célebre arquitecto, más que dos tomos biográficos elaborados por uno de sus hijos. Para conmemorar así el centenario de su nacimiento.
Nace en Cáseda (Navarra), en la época final de la 1º Guerra Mundial, en la primavera de 1918, una gripe muy dañina apareció en EE.UU. Los soldados estadounidenses la llevaron a Francia y de allí pasó a España.
Fue una gripe muy perjudicial en nuestro país el 20% de los afectados morían y fallecieron 300.000 españoles, se denominó la gripe española. La padeció un tercio de la población mundial y dejó más muertos que la guerra.
En la primavera de 1918, María Oiza esposa de Vicente Sáenz, disfrutaba de su segundo embarazo, las cifras de la gripe eran alarmantes y el médico les aconsejó ir a un pueblo alejado de la ciudad ya que había menos posibilidades de contagio y la familia decidió irse a Cáseda, donde vivían los Oiza, los abuelos maternos de la criatura, donde nació el 12 de octubre de 1918. Le bautizaron con el nombre Francisco Javier Sáenz de Oiza.
Cáseda es una villa Navarra de antiguos hidalgos. Situada a 60 kilómetros al sur de Pamplona, el pueblo se levantó en la orilla izquierda del río Aragón. Un puente medieval de 9 arcos cruza el río para llegar al otro extremo. La casa de los Oiza actualmente no se conserva, era una casa hecha de adobe y de barro que se encontraba bajando la plaza pequeña del centro del pueblo, Francisco Javier Sáenz de Oiza donó el terreno al ayuntamiento de Cáseda ya que la casa tenía peligro de derrumbe, finalmente fue derrumbada por el ayuntamiento y actualmente es la plaza del Magnolio. Oiza pasó una buena niñez y juventud en el pueblo transitando los bares del momento como el Bar Basterra y el Bar Imperio en la plaza del pueblo. Al colegio público de Cáseda le han dado el nombre de Francisco Javier Sáenz de Oiza, en homenaje al célebre arquitecto y en 1998 en sus últimos años lanzó el cohete del inicio de las fiestas de septiembre con el pañuelo rojo al cuello.
El niño Francisco Javier, al que su familia llamaba Paco, vivió en Talavera y en Sevilla y veraneaba en Cáseda. Recordaba sus veranos con mucho amor por ese pueblo recordando el río, las galeras, las faenas de campo, los largos paseos hasta la ermita gótica de San Zoilo y grandes cuestas llenas de piedras.
Más adelante cuando era ya un joven estudiante de arquitectura en Madrid, se tomaba unas vacaciones para pasarlas en Cáseda por donde se movía en bicicleta y hacía apuntes de la iglesia y de la ermita de San Zoilo.
Su primer trabajo profesional según él fue el levantamiento de los planos de la iglesia románica de Santa María la Real de Sangüesa que está a 17 kilómetros de Cáseda.
Los abuelos paternos de Sáenz de Oiza eran de La Rioja, el padre de Sáenz de Oiza. Vicente Sáenz Vallejo estudio arquitectura en el siglo XX cuando la mayoría de la población no sabía ni leer ni escribir, según él, era un hombre al que le gustaba la vida tranquila y ordenada, a su lado la arquitectura no parecía el asunto sublime que luego fue para él. En este tiempo estuvo viviendo en Talavera 1920.
En 1922 el padre de Oiza se convierte en el arquitecto del Ministerio de Hacienda y fue destinado al catastro de Sevilla. En Sevilla María y Vicente (padres) se instalaron en una casa modesta en la calle San Luis. En la casa había un patio donde se retrató con sus hermanas y que la revista “El Croquis” publicó en 1988, una de ellas María Luisa murió de tifus por beber agua contaminada siendo adolescente. Permaneció en esa casa hasta que cumplió los 8 años. El padre les daba clases a sus hijos todas las tardes hasta 4º de bachiller.
En 1926 la familia se traslada a una casa más grande y mejor, y el niño Paco (Francisco Javier Sáenz de Oiza) fue al colegio de los Carmelitas, vestido de marinero como se exigía. Con 12 años entre los libros de su padre encontró uno donde aparecían unas estrellas que a aquel niño que estudiaba trigonometría le parecieron muy interesantes y comenzó a estudiar sus ángulos, ese fue su primer contacto con la arquitectura. Decidió ser arquitecto para seguir los pasos de su padre. Su padre le dijo: “un arquitecto debe saber dibujar” y Paco comenzó a ejercitarse con el lápiz. El padre de Paco para satisfacer las aspiraciones de su hijo en 1933 pidió el traslado a Madrid donde estudiaría arquitectura.
En 1934 se trasladan a Madrid, Paco termina el bachiller en el instituto San Isidro, hizo dos años de ciencias exactas y se preparó para el examen de ingreso en Arquitectura. En 1937 fallece el padre de Oiza y se queda huérfano con 19 años, tuvo que ponerse a buscar trabajo y lo encontró como aprendiz de relojero.
En 1940 entra en la escuela de arquitectura, cuando Oiza conoció al profesor Torres Balbas se dio cuenta que estaba ante un sabio. Él les hacía ver los problemas de la historia de la arquitectura como un asunto global: artístico y social, Oiza se sintió muy ligado a él durante toda su carrera.
En 1944-1945 tenía que hacer el servicio militar, pero para los universitarios no era el mismo servicio, se los llevaban durante dos veranos a campamentos de formación y al final de la formación según se habían comportado se les galardonaba con una estrella, después terminada la carrera debía hacer las practicas durante 6 meses en un auténtico destino militar. Oiza terminó la carrera en 1946 y pediría una prórroga para disfrutar de la beca un año en EE.UU. durante el curso 1947-1948. A la vuelta hizo las prácticas.
Antes de ir a EE.UU. pensaba en la arquitectura, fundamentalmente, como pertenecientes a las Bellas Artes. En América comprendió la necesidad de aprender más técnica de construcción y de instalaciones “el hecho técnico” que decía él. Cuando volvió a España en 1948, tuvo que hacer las prácticas de la mili. Eligió el destino de Sevilla, en la Agrupación de Ferrocarriles, ya que prefería los asuntos técnicos. Terminada en la mili, ya en Madrid. Le propusieron dar clases en la Escuela de Arquitectura en la asignatura de Salubridad e Higiene, él aceptó.
Tras desarrollar su niñez y juventud quiero que se conozcan muchos de sus proyectos y propuestas que realizo a lo largo de su vida, así como los premios que recibió.
PREMIO NACIONAL DE ARQUITECTURA 1946:
En 1946 Oiza terminó la carrera, en este año la Dirección General de Bellas Artes le convocó al Premio Nacional de Arquitectura por su proyecto ¨Proyecto de plaza de acceso al acueducto de Segovia¨. Según la revista Nacional de Arquitectura, existía la opinión de que el magnífico monumento estaba agobiado por las casa viejas y por los enseres pueblerinos que habían ido creciendo a su alrededor. Se creía que había que desarrollar un planteamiento urbanístico moderno, para que el monumento románico tan bien conservado luciera en todo su esplendor.
Oiza ganó el primer premio y se publicaron sus diseños y bocetos hechos con acuarelas, dándole mucho valor al monumento creando sensaciones y entornos. Los ganadores obtuvieron un premio de 25.000 pesetas de Bellas Artes más 10.000 pesetas del Ayuntamiento.
LA ESTANCIA EN EE.UU. 1947 – 1948, PREMIO MANUEL ANÍBAL ÁLVAREZ , BECA CONDE DE CARTAGENA :
Oiza había sido un estudiante de arquitectura excepcional. Era el primero en todo. Tenía cabeza para las matemáticas y para la geometría descriptiva, dibujaba muy bien y era el alumno predilecto de Torres de Balbas, el sabio profesor de la historia de la arquitectura. Al terminar la carrera, le concedieron el Premio Manuel Aníbal Álvarez al mejor expediente académico, recién titulado, obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura por un concurso. Con ese currículum se presentó a la Beca Conde de Cartagena que daba la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y se la concedieron. La Beca permitía estar un año entero en EE.UU. antes de irse, el director de la universidad, le dijo que podía matricularse en cualquier escuela estadounidense y hacer el master, pero le aconsejó que viajara libremente por el país, sus gentes y su arquitectura. Así no tendría un diploma pero aprendería muchas cosas, y así lo hizo.
Viajó a EE.UU. en octubre de 1947. Permaneció allí hasta noviembre de 1948, poco más de un año apurando la beca. El primer día se alojó en un hotel de Nueva York donde se quedó maravillado por el funcionamiento del estor de la ventana, bajó a la calle y se compró un destornillador y no paró hasta desmontarlo, hacer sus croquis y volverlo a montar. En Nueva York tenía a un familiar de Cáseda al que recurrió porque el dinero de la beca era muy justo.
Tenía dificultades para hablar en inglés y estaba solo. En la biblioteca pública con ayuda de un diccionario podía traducir cualquier texto, también compraba revistas de arquitectura, pronto descubrió el arte moderno pero le interesaba menos que la tecnología moderna, admiraba la capacidad de los estadounidenses de inventar cosas y que las oficinas de patentes fueran más grandes que las catedrales. Llevaba con él una cámara fotográfica por ello sabemos podemos saber que estuvo en Nueva York, Búfalo, Boston, Pittsburg, Washington, Chicago, y quizás en México DF.
Contó que estuvo en una clase de la Escuela de Arquitectura de Pittsburg donde los alumnos tenían que realizar una casa de vidrio, la arquitectura del vidrio llamó mucho su atención. Las construcciones de Mies Van Der Rohe ya había construido el laboratorio de minerales y metales en Illinois, esas superficies de cristal le influirían fuertemente durante un tiempo. A su vuelta a Madrid una revista le pidió que escribiera un artículo, con 30 años que tenía Oiza escribió un ¨tratadillo¨ de 67 hojas que tituló ¨El vidrio y la Arquitectura¨.
LA BASÍLICA DE LA MERCED EN MADRID 1949:
Oiza y Laorga se volvieron a presentar a un concurso y lo ganaron. Se trataba de un concurso de ideas para la futura construcción de la basílica, los jóvenes colegas habían vencido a profesionales con prestigio.
En 1949 Oiza recibió un encargo convencional. Tenía que construir un edificio de viviendas en el barrio de Argüelles en Madrid. El encargo lo hacia un señor llamado José Fernández Rodríguez. La relación duró hasta 1955 hasta que concluyó el encargo. El edificio iba a tener paredes medianeras junto a los edificios adyacentes y apertura a un patio de manzana relativamente amplio que daba al jardín de la parroquia. Oiza propuso que un portal sirviera para 4 o 5 escaleras, lo más económico para una comunidad de vecinos. Que el amplio portal fuera diáfano para que se viera desde la calle el patio, y que el patio se ajardinara para que fuese atractivo.
Los críticos de Oiza dijeron que estaban ante los pabellones de estudiantes de la Bahuaus de Walter Gropius por los balcones de vidrio individuales, el balcón de Gropius se dobla en la punta un gesto muy feo que Oiza no copió. Tampoco copió la barandilla alemana de Gropius ya que no era lo apropiado para familias con niños, él utilizó una balaustrada con barrotes verticales inspirada en algunos ejemplos del racionalismo italiano. En definitiva consiguió un balcón más útil y elegante.
Oiza y la Laorga consiguieron su tercera victoria concursal en Aranzazu. Los franciscanos convocaron un concurso de arquitectura, para construir un nuevo santuario en Aranzazu, a escasos metros de la noble villa guipuzcoana de Oñate, cerca de las cumbres junto a vertiginosos valles.
La iglesia estaba situada al mismo nivel que la planta principal del convento. Sobre la traza vieja, se ponía una cabecera con girola para las peregrinaciones y camarín para la Virgen. En el ábside y en los laterales de la nave, había capillas con altar para que los sacerdotes pudieran oficiar simultáneamente. Y se había logrado una sabia armonización entre el paisaje, las construcciones viejas y las nuevas. El nombre del santuario, del lugar y de la Virgen está relacionado con la leyenda de su aparición. En sí, la palabra arantzazu se compone de "arantza" que se traduce como "espino" y el sufijo "zu" que indica "abundancia" por lo que viene a significar "abundancia de espinos" y hace referencia a la existencia de abundantes arbustos espinosos en el lugar. Junto a los arquitectos intervienen el escultor Jorge Oteiza para la fachada principal, el pintor Lucio Muñoz para la decoración del ábside, el escultor Eduardo Chillida para las puertas principales de acceso, Fray Javier María Álvarez de Eulate encargado de las vidrieras y el pintor Néstor Basterretxea para la decoración de las paredes de la cripta.
El edificio que plantearon era rectangular y cartesiano, al más puro estilo racionalista, a lo Mies Van der Rohe. La organización estaba dispuesta para asumir, de forma elástica y sin merma modificaciones del exhaustivo programa redactado por Hacienda. Los puntos fijos eran la posición única del núcleo de la escalera, ascensores y aseos, ubicado en la esquina interior del lado corto del rectángulo, dando a la Calle Camino y la situación de lo privado en el exterior y de lo público en el interior. De este modo, en todas las plantas, tanto dando a la calle como al patio de manzanas se disponían despachos y oficinas ocupando el perímetro.
Cuando Oiza terminó la carrera, el primer estudio en el que trabajó fue el de Manuel Cabanyes Mata, que era arquitecto de la Dirección General de Prisiones y que además, hizo en Madrid alguna obra de prestigio.
Nace en Cáseda (Navarra), en la época final de la 1º Guerra Mundial, en la primavera de 1918, una gripe muy dañina apareció en EE.UU. Los soldados estadounidenses la llevaron a Francia y de allí pasó a España.
Fue una gripe muy perjudicial en nuestro país el 20% de los afectados morían y fallecieron 300.000 españoles, se denominó la gripe española. La padeció un tercio de la población mundial y dejó más muertos que la guerra.
En la primavera de 1918, María Oiza esposa de Vicente Sáenz, disfrutaba de su segundo embarazo, las cifras de la gripe eran alarmantes y el médico les aconsejó ir a un pueblo alejado de la ciudad ya que había menos posibilidades de contagio y la familia decidió irse a Cáseda, donde vivían los Oiza, los abuelos maternos de la criatura, donde nació el 12 de octubre de 1918. Le bautizaron con el nombre Francisco Javier Sáenz de Oiza.
Cáseda es una villa Navarra de antiguos hidalgos. Situada a 60 kilómetros al sur de Pamplona, el pueblo se levantó en la orilla izquierda del río Aragón. Un puente medieval de 9 arcos cruza el río para llegar al otro extremo. La casa de los Oiza actualmente no se conserva, era una casa hecha de adobe y de barro que se encontraba bajando la plaza pequeña del centro del pueblo, Francisco Javier Sáenz de Oiza donó el terreno al ayuntamiento de Cáseda ya que la casa tenía peligro de derrumbe, finalmente fue derrumbada por el ayuntamiento y actualmente es la plaza del Magnolio. Oiza pasó una buena niñez y juventud en el pueblo transitando los bares del momento como el Bar Basterra y el Bar Imperio en la plaza del pueblo. Al colegio público de Cáseda le han dado el nombre de Francisco Javier Sáenz de Oiza, en homenaje al célebre arquitecto y en 1998 en sus últimos años lanzó el cohete del inicio de las fiestas de septiembre con el pañuelo rojo al cuello.
El niño Francisco Javier, al que su familia llamaba Paco, vivió en Talavera y en Sevilla y veraneaba en Cáseda. Recordaba sus veranos con mucho amor por ese pueblo recordando el río, las galeras, las faenas de campo, los largos paseos hasta la ermita gótica de San Zoilo y grandes cuestas llenas de piedras.
Más adelante cuando era ya un joven estudiante de arquitectura en Madrid, se tomaba unas vacaciones para pasarlas en Cáseda por donde se movía en bicicleta y hacía apuntes de la iglesia y de la ermita de San Zoilo.
Su primer trabajo profesional según él fue el levantamiento de los planos de la iglesia románica de Santa María la Real de Sangüesa que está a 17 kilómetros de Cáseda.
Los abuelos paternos de Sáenz de Oiza eran de La Rioja, el padre de Sáenz de Oiza. Vicente Sáenz Vallejo estudio arquitectura en el siglo XX cuando la mayoría de la población no sabía ni leer ni escribir, según él, era un hombre al que le gustaba la vida tranquila y ordenada, a su lado la arquitectura no parecía el asunto sublime que luego fue para él. En este tiempo estuvo viviendo en Talavera 1920.
En 1922 el padre de Oiza se convierte en el arquitecto del Ministerio de Hacienda y fue destinado al catastro de Sevilla. En Sevilla María y Vicente (padres) se instalaron en una casa modesta en la calle San Luis. En la casa había un patio donde se retrató con sus hermanas y que la revista “El Croquis” publicó en 1988, una de ellas María Luisa murió de tifus por beber agua contaminada siendo adolescente. Permaneció en esa casa hasta que cumplió los 8 años. El padre les daba clases a sus hijos todas las tardes hasta 4º de bachiller.
En 1926 la familia se traslada a una casa más grande y mejor, y el niño Paco (Francisco Javier Sáenz de Oiza) fue al colegio de los Carmelitas, vestido de marinero como se exigía. Con 12 años entre los libros de su padre encontró uno donde aparecían unas estrellas que a aquel niño que estudiaba trigonometría le parecieron muy interesantes y comenzó a estudiar sus ángulos, ese fue su primer contacto con la arquitectura. Decidió ser arquitecto para seguir los pasos de su padre. Su padre le dijo: “un arquitecto debe saber dibujar” y Paco comenzó a ejercitarse con el lápiz. El padre de Paco para satisfacer las aspiraciones de su hijo en 1933 pidió el traslado a Madrid donde estudiaría arquitectura.
En 1934 se trasladan a Madrid, Paco termina el bachiller en el instituto San Isidro, hizo dos años de ciencias exactas y se preparó para el examen de ingreso en Arquitectura. En 1937 fallece el padre de Oiza y se queda huérfano con 19 años, tuvo que ponerse a buscar trabajo y lo encontró como aprendiz de relojero.
En 1940 entra en la escuela de arquitectura, cuando Oiza conoció al profesor Torres Balbas se dio cuenta que estaba ante un sabio. Él les hacía ver los problemas de la historia de la arquitectura como un asunto global: artístico y social, Oiza se sintió muy ligado a él durante toda su carrera.
En 1944-1945 tenía que hacer el servicio militar, pero para los universitarios no era el mismo servicio, se los llevaban durante dos veranos a campamentos de formación y al final de la formación según se habían comportado se les galardonaba con una estrella, después terminada la carrera debía hacer las practicas durante 6 meses en un auténtico destino militar. Oiza terminó la carrera en 1946 y pediría una prórroga para disfrutar de la beca un año en EE.UU. durante el curso 1947-1948. A la vuelta hizo las prácticas.
Antes de ir a EE.UU. pensaba en la arquitectura, fundamentalmente, como pertenecientes a las Bellas Artes. En América comprendió la necesidad de aprender más técnica de construcción y de instalaciones “el hecho técnico” que decía él. Cuando volvió a España en 1948, tuvo que hacer las prácticas de la mili. Eligió el destino de Sevilla, en la Agrupación de Ferrocarriles, ya que prefería los asuntos técnicos. Terminada en la mili, ya en Madrid. Le propusieron dar clases en la Escuela de Arquitectura en la asignatura de Salubridad e Higiene, él aceptó.
Tras desarrollar su niñez y juventud quiero que se conozcan muchos de sus proyectos y propuestas que realizo a lo largo de su vida, así como los premios que recibió.
PREMIO NACIONAL DE ARQUITECTURA 1946:
En 1946 Oiza terminó la carrera, en este año la Dirección General de Bellas Artes le convocó al Premio Nacional de Arquitectura por su proyecto ¨Proyecto de plaza de acceso al acueducto de Segovia¨. Según la revista Nacional de Arquitectura, existía la opinión de que el magnífico monumento estaba agobiado por las casa viejas y por los enseres pueblerinos que habían ido creciendo a su alrededor. Se creía que había que desarrollar un planteamiento urbanístico moderno, para que el monumento románico tan bien conservado luciera en todo su esplendor.
Oiza ganó el primer premio y se publicaron sus diseños y bocetos hechos con acuarelas, dándole mucho valor al monumento creando sensaciones y entornos. Los ganadores obtuvieron un premio de 25.000 pesetas de Bellas Artes más 10.000 pesetas del Ayuntamiento.
LA ESTANCIA EN EE.UU. 1947 – 1948, PREMIO MANUEL ANÍBAL ÁLVAREZ , BECA CONDE DE CARTAGENA :
Oiza había sido un estudiante de arquitectura excepcional. Era el primero en todo. Tenía cabeza para las matemáticas y para la geometría descriptiva, dibujaba muy bien y era el alumno predilecto de Torres de Balbas, el sabio profesor de la historia de la arquitectura. Al terminar la carrera, le concedieron el Premio Manuel Aníbal Álvarez al mejor expediente académico, recién titulado, obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura por un concurso. Con ese currículum se presentó a la Beca Conde de Cartagena que daba la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y se la concedieron. La Beca permitía estar un año entero en EE.UU. antes de irse, el director de la universidad, le dijo que podía matricularse en cualquier escuela estadounidense y hacer el master, pero le aconsejó que viajara libremente por el país, sus gentes y su arquitectura. Así no tendría un diploma pero aprendería muchas cosas, y así lo hizo.
Viajó a EE.UU. en octubre de 1947. Permaneció allí hasta noviembre de 1948, poco más de un año apurando la beca. El primer día se alojó en un hotel de Nueva York donde se quedó maravillado por el funcionamiento del estor de la ventana, bajó a la calle y se compró un destornillador y no paró hasta desmontarlo, hacer sus croquis y volverlo a montar. En Nueva York tenía a un familiar de Cáseda al que recurrió porque el dinero de la beca era muy justo.
Tenía dificultades para hablar en inglés y estaba solo. En la biblioteca pública con ayuda de un diccionario podía traducir cualquier texto, también compraba revistas de arquitectura, pronto descubrió el arte moderno pero le interesaba menos que la tecnología moderna, admiraba la capacidad de los estadounidenses de inventar cosas y que las oficinas de patentes fueran más grandes que las catedrales. Llevaba con él una cámara fotográfica por ello sabemos podemos saber que estuvo en Nueva York, Búfalo, Boston, Pittsburg, Washington, Chicago, y quizás en México DF.
Contó que estuvo en una clase de la Escuela de Arquitectura de Pittsburg donde los alumnos tenían que realizar una casa de vidrio, la arquitectura del vidrio llamó mucho su atención. Las construcciones de Mies Van Der Rohe ya había construido el laboratorio de minerales y metales en Illinois, esas superficies de cristal le influirían fuertemente durante un tiempo. A su vuelta a Madrid una revista le pidió que escribiera un artículo, con 30 años que tenía Oiza escribió un ¨tratadillo¨ de 67 hojas que tituló ¨El vidrio y la Arquitectura¨.
LA BASÍLICA DE LA MERCED EN MADRID 1949:
Oiza y Laorga se volvieron a presentar a un concurso y lo ganaron. Se trataba de un concurso de ideas para la futura construcción de la basílica, los jóvenes colegas habían vencido a profesionales con prestigio.
EDIFICIO DE VIVIENDAS EN LA C/FERNANDO EL CATÓLICO EN MADRID 1949:

Que cada planta de viviendas se agrupara de dos en dos para la escalera, así podían ser pasantes, viviendas de dos orientaciones, con los dormitorios dando al norte y los salones dando al sur y al patio.

Oiza se esmeró en el diseño del portal donde elaboró un diseño de azulejos neoplásticos para la entrada del portal, que hizo muy luminosos ya que era el paso por el cual pasaban todos los vecinos para dirigirse a los cuatro conjuntos de escaleras y al ascensor.
SEÑORA DE ARANTZAZU (1950-1954):
Oiza y la Laorga consiguieron su tercera victoria concursal en Aranzazu. Los franciscanos convocaron un concurso de arquitectura, para construir un nuevo santuario en Aranzazu, a escasos metros de la noble villa guipuzcoana de Oñate, cerca de las cumbres junto a vertiginosos valles.
El promotor fue el padre Pablo Lete, un fraile de espíritu abierto. Se inscribieron 39 concursantes de toda España y se presentaron 14 proyectos. El asunto tenía antecedentes.
En los años 20 Francisco Alonso y Matos iniciaron una renovación. Lo más valioso de aquella obra eran las fundaciones de la iglesia, concretamente un ábside semicircular neo-medieval. Los frailes querían que lo aprovecharan, querían también que la nueva iglesia fuera más amplia para albergar a los peregrinos y al mismo tiempo sirviera al convento para los ritos cotidianos. Los ganadores fueron Oiza y Laorga la propuesta les pareció robusta y sencilla, como el alma vasca y los originales muros de piedra con punta de diamante, evocaban a la antigua zarza que apareció la antigua imagen bizantina del siglo XII. El proyecto fue clasificado como renovador, vascongado y adaptado a los deseos de la comunidad franciscana.

MARÍA FELISA
Era una señorita de San Sebastián, que a veces con sus padres iba de vacaciones a Oñate. Cuando la obra lo requería Oiza y los otros artistas residían allí, los frailes les daban alojamiento. Un día de fiesta Oiza bajo a Oñate, donde vio a María Felisa que estaba plantada sin bailar con nadie ya que su padre se lo prohibía, Oiza le dijo a su compañero “Vámonos ya que si la sigo mirando me enamoro¨, se fueron pero al día siguiente Oiza volvió a buscarla. En el año 1956 se casaron y se fueron a Italia de viaje de novios.
CAPILLA DE SANTIAGO 1954:
El concurso para el Premio Nacional de Arquitectura del año 1954, convocado por La Dirección General de Bellas Artes con el tema¨ Una capilla en el Camino de Santiago¨. Los ganadores fueron Oiza y José Luis Romany y colaboró con el escultor Oteiza. Al jurado le pareció que los ganadores le habían otorgado al Apóstol una ofrenda de exaltación técnica, decían que era un trabajo de máxima originalidad y que incorporaba la nueva técnica de la estructura en espiral, la propuesta hacia propuestas interiores a la vida del Apóstol Santiago en un friso escultórico, pero faltaba un símbolo exterior religioso para el jurado.
CONCURSO DE LA DELEGACIÓN DE HACIENDA DE 1956:
Concurso ganado por Manuel Sierra Nava y Oiza. La propuesta era un edificio de oficinas en una manzana en el barrio del centro de San Sebastián, cerca del río Urumea. La planta se ajustaba estrictamente por las inclinaciones de las calles adyacentes. En la esquina se encontraba un enorme soportal, se encontraban los cortavientos de la entrada y salida al edificio.

Por el contrario, en el interior estarían los halls destinados al público, amplias galerías centrales, iluminadas por la diafanidad del edificio, en las que los ciudadanos buscarían el negociado que necesitaran y aguardarían hasta ser recibidos en una estancia pasajera.
Los autores ponían una fachada sencilla, que dejara pasar toda la luz de un cielo gris donostiarra, impermeable porque la lluvia resbalaría por el edificio. Un muro cortina de aluminio y cristal, tapando los forjados, planchas planas de fibrocemento pintadas con pintura de coche. Y en las partes opacas del basamento el solemne mármol negro de Máquina en finas planchas pulidas, proponían además una retícula de acero.
Actualmente el edificio que sigue es una copia amorfa del original.
CONCURSO PARA EL MINISTERIO DE INDUSTRIA Y COMERCIO 1956:
En este concurso Oiza formó parte de un extraño equipo, un grupo de cinco arquitectos, todos ellos relevantes, con 34-43 años, parece ser que en este momento no querían competir entre ellos, quizás pensaron que, yendo juntos conseguirían ganar, y no fue así. Solo les dieron el segundo premio compartido con otros equipos. Los trabajos se expusieron en Circulo de Bellas Artes, la propuesta de Oiza se publicó en la revista Gran Madrid, expusieron un proyecto inspirado en Mies van der Rohe, su planta en forma de ¨Z¨ con un loteo rectangular del que surgían bloque bajos y dos torres de altura desigual. En la memoria hablan de grandes vigas de acero con luces de 14 metros, con forjados de 6 metros apoyados y colgados, cada dos plantas (sistema que no llegaron a entender), hablan también de materiales y nombran aluminio, vidrio, ladrillo, mármoles…etc.
TRES CASAS EN IRÚN 1956:
Me imagino que en la época de la boda de María Felisa y Oiza o poco después, hablaron de hacer tres casas taller en Irún para ellos y para Basterrechea. Según testimonio de María Felisa, lo pensaron en serio pero entonces Oiza daba clases en la ETSAM, lo que le ligaba a Madrid y no podía vivir en Irún, además no tenía dinero para hacerse una casa, tuvieron 8 hijos en 7 años.
Oteiza y Basterrechea continuaron con el proyecto de la casa que, al final, Oteiza construyó, desarrollando la idea de Oiza con un arquitecto irundés.
FUENCARRAL – A 1955:

En 1954, Francisco Prieto Moreno iba a comenzar con la erradicación del chabolismo por el norte de Madrid, quería empezar por la carretera de Francia, el acceso principal para la capital, carretera nacional nº1 y de Madrid a Irún y a la altura de km 9 a la altura de Fuencarral, se construía el primer poblado de absorción.
La urbanización en 1955, Oiza hizo su proyecto para 500 viviendas 300 unifamiliares de dos plantas, 200 en bloques de 4 plantas, construían un anillo en torno al espacio vacío, con algún arbolado, en espera a que se construyera un centro cívico. El terreno estaba abrazado por dos vías de circulación rodada secundaría que ya existían, y por un corto tramo de carretera nacional, y además, iba a estar cruzado por una calzada nueva para coches con aparcamiento. Esta calzada que se llamó calle de la Paloma, iba por la cumbrera de los terrenos, era la prolongación de la calle principal del antiguo pueblo de Fuencarral, y servía de enlace directo con él. Se esperaba que esa calle se instalara algún comercio. De ellas partían las sendas peatonales que iban hasta todas las casas.
La propuesta de Oiza estaba en la línea del urbanismo racionalista del movimiento moderno, el de la ciudad higienista, ordenada, soleada y saneada. Los bloque de pisos y casas unifamiliares ordenados de modo que la distancia entre ellos y sus orientaciones garantizan el soleamiento invernal de todas las viviendas.
Quería humanizar un potente modelo: la monótona y obsesiva de la ciudad ideal. Para ello jugaba con la posición de las edificaciones con los retranqueos y con los cambios de orientación, creaban una cierta variedad de calles y recintos semi-abiertos, que dentro de la uniformidad de tipos y de recursos constructivos daba una individualidad a cada casa.
CASA DE LUCAS PRIETO EN TALAVERA DE LA REINA, TOLEDO 1960:
Lucas Prieto estaba casado con una Moro, que era prima de Oiza encargaron una casa para lo que entonces eran las afueras de Talavera de la Reina.
Oiza volvió a usar motivos racionalistas, como antes. Planteó una casa de planta rectangular como el solar apartado un poco de la carretera, alargada alejándose de ella y protegida por una tapia potente, y con una fuerte decoración que 50 años después está muy frondoso. Oiza vinculaba patios exteriores a las distintas aéreas de actividad de la casa.
La casa de Lucas Prieto tiene relación con las casas patio de Mies Van der Rohe de 1931, exteriormente con sus franjas horizontales voladas, en la acusada horizontalidad de fábrica y carpinterías, parece inspirarse en las casas de la pradera de Wright.
TORRES BLANCAS MADRID 1961 - 1968:
El edificio Torres Blancas de Madrid (España) se encuentra en la confluencia del número 2 de la calle Corazón de María con el número 37 de la avenida de América. El proyecto, firmado por Oiza como arquitecto y la participación de ingenieros como Leonardo Fernández Troyano y Carlos Fernández Casado, es de 1961, y las obras se prolongaron desde 1964 hasta 1968. Con este edificio, su primer proyecto internacionalmente conocido, Oiza, vivió el resto de su vida en el edificio, ganó el premio de la Excelencia Europea en 1974.
Torres Blancas fue un experimento propiciado por un cliente, Juan Huarte (propietario de la constructora del mismo nombre, Huarte), que se significó en los años 1960 por su apoyo a la vanguardia española, construyendo algunos de los mejores edificios de España en los años 1960 y 1970. Corresponde a la llamada etapa orgánica de la arquitectura madrileña con marcada tendencia neo expresionista y sugerencias surrealistas, todo ello sumado a su carácter experimental.
El edificio, de 81 metros de altura, es una estructura a base de cilindros rodeados en todo su perímetro por balcones con celosías de madera. Tiene veintitrés plantas, destinadas a viviendas y oficinas, más una planta adicional en lo alto del edificio, dos plantas de sótano y la planta de acceso. Hay una planta de servicios reservada para las instalaciones generales entre las plantas 21 y 22, y en la azotea hay una serpenteante piscina.
A pesar de su nombre, se trata de una única torre, que tampoco es blanca, sino gris, de hormigón visto. Se suele argumentar que el proyecto original consistía en dos torres y que el edificio debe su nombre al uso de hormigón blanco en la fachada que fue posteriormente desestimado por cuestiones presupuestarias. El proyecto siempre fue una única torre, en hormigón armado convencional. El término "torres" en plural se debe a los múltiples cilindros que componen la única torre, y "blancas" a una pequeña artimaña del arquitecto en las presentaciones previas para intentar que el proyecto obtuviera la licencia a pesar de lo arriesgado del mismo. La estructura del edificio es de hormigón armado, careciendo de pilares. Son las paredes externas y la estructura vertical interna los elementos que garantizan las funciones de sustentación.
La pretensión de Oiza era construir un edificio de viviendas singular, de gran altura, que creciera orgánicamente, como un árbol, recorrido verticalmente por escaleras, ascensores e instalaciones, como si fueran los vasos leñosos del árbol y con las terrazas curvas agrupadas como si fuesen las hojas de las ramas. Oiza tomó de Le Corbusier la idea del racionalismo de construir viviendas con jardines en altura y de Frank Lloyd Wright las propuestas organicistas de su torre Price, realizando una síntesis personal de ambas tendencias, que es generalmente reconocida como una de las obras maestras del organicismo.
LA TORRE DEL BANCO DE BILBAO 1974 – 1981:
Oiza diseñó una de las torres más emblemáticas del Paseo de
la Castellana en Madrid. El proyecto es fruto de un concurso restringido celebrado
en 1971 al que se invitó a participar a grandes arquitectos españoles como el
propio Oiza, Corrales y Molezún, Coderch o Fernández Alba, entre otros. El
proyecto se desarrolló en 1972, comenzó a construirse en 1974 y se finalizó en
1981.
El edificio está situado sobre los túneles del ferrocarril
que recorre la Castellana, éste era un condicionante previo a partir del cual
se diseñó la torre. Tuvo que salvar la bóveda de los túneles sin tocarla, por
ello toda la estructura apoya en dos grandes núcleos de hormigón armado a
caballo a ambos lados de dichos túneles. Los ingenieros que calcularon la
estructura fueron Carlos Fernández Casado, Javier Manterola Armisen y Leonardo
Fernández Troyano.
Por
el interior de estos dos núcleos verticales de hormigón armado que sustentan
todo el edificio, circulan los ascensores. Estos núcleos sujetan las grandes
plataformas de hormigón pretensado que se disponen como bandejas cada cinco
plantas. Entre cada una de estas plantas se disponen cinco pisos de estructura
metálica, el último de los cuales, bajo la siguiente plataforma de hormigón,
queda totalmente libre, sin pilares. Esta secuencia se manifiesta en la fachada
con una doble altura cada cuatro pisos.
Las plantas son diáfanas, libres y abiertas en torno al
núcleo central de ascensores, escaleras y servicios, salvo por la estructura
metálica, permitiendo distribuir el espacio según cada necesidad. La torre, que
supera los 100 metros de altura, tiene más de treinta plantas y es de planta
rectangular. La fachada se resuelve mediante una piel continua de cristal
redondeada en las esquinas, permitiendo lanzar vistas al exterior desde
cualquier punto, sin interrupción. Sobre la piel de cristal pasarelas y
parasoles de acero corten que organizan rítmicamente la fachada, éstos son los
que le dotan de su color característico, el llamativo ocre, cada vez más
intenso, debido a la oxidación progresiva del material.
PREMIO COAM 1971:
En 1971 recibe el premio COAM que Oiza fue el primero en recibirlo. Se lo dieron por el edificio Torres Blancas, que había trascendido fuera de España. Estos premios se siguen otorgando anualmente la lista de premiados está entre los 100.
PREMIO A LA EXCELENCIA EUROPEA 1974:
En Marzo de 1974, la prensa madrileña publica la concesión de los premios a la Excelencia Europea, era el homenaje de Francia y de toda Europa que se concedería a españoles.
El premio se otorgó en el club Huarte que estaba en lo alto del edificio Torres Blancas, asistieron el director general de arquitectura y el alcalde de Madrid. Dieron 3 premios: al mecenas Juan Huarte, al restaurante Ruperto de Nola y a Javier Sáenz de Oiza.
PALACIO DE FESTIVALES DE SANTANDER 1984 – 1991:
El Palacio de Festivales de Cantabria es un emblemático teatro de la ciudad de Santander, en Cantabria (España). El edificio está situado frente a la bahía de Santander y sus amplias instalaciones e infraestructura técnica permiten además la celebración de congresos, juntas y convenciones de cualquier tipo. Con una vocación multidisciplinar (teatro, cine, música, danza), este centro cultural ofrece una programación artística continuada durante todo el año, atrayendo personalidades relevantes de la escena, tanto nacional como internacional.
Los materiales que predominan en el edificio son el mármol y el cobre. Su entrada principal se inspira en los teatros griegos y de su interior destaca por su lograda acústica.
El Palacio de Festivales se ha convertido en símbolo arquitectónico y cultural del Santander del siglo XX. Desde 1952 se utilizó la Plaza Porticada para acoger el Festival Internacional de Santander, pero era una medida provisional. No es hasta el año 1990 cuando el Palacio de Festivales, obra del arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza, es concluido y desde entonces acoge cada verano el Festival Internacional, que hasta la fecha se celebraba en la Plaza Porticada. Además, a lo largo del año, toda clase de espectáculos artísticos tienen cabida en el Palacio de Festivales, así como actividades docentes y pedagógicas.
El Palacio de Festivales cuenta con tres salas principales:
Sala Argenta. Es la más grande de todas. Cuenta con aforo para 1.670 personas. Tiene un escenario de más de 500m², además de múltiples camerinos. Sala Pereda. Tiene capacidad para 570 personas. Sala griega. Cuenta con capacidad para 120 personas. Se inspira en un anfiteatro griego.
Desde su inauguración el edificio estuvo rodeado de polémica debido a su sobrecoste final, principalmente por la calidad del mármol, su monumental tamaño, la carencia de luz natural en el interior, los controvertidos accesos al patio de butacas por debajo del escenario y la falta de espacio entre filas de butacas que obligó a cambiar la distribución de estas dos semanas antes de su inauguración.
Ha sido un arquitecto muy influyente para mi por esa razón si os recomiendo leer las biografías de su hijo, porque es una forma más fácil de entender la arquitectura.
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