NAVIDAD TOP
Diciembre ya llegó, y el espíritu navideño se respira en el aire, en estos días flota un clima emocional que nos hace más generosos. En estas fechas con tantos compromisos y reuniones familiares, es usual que comencemos a pensar en la decoración de la casa y en cómo y dónde se celebrarán los festejos.
Los pueblos de Europa del Norte aún en la Edad Media seguían practicando el culto de tradición a los árboles, muy especialmente al roble.
Una vez al año, durante el solsticio de invierno, aquellos hombres se reunían, pidiendo protección para ellos, sus familias, ganados y cosechas.
En el siglo VIII el sacerdote Bonifacio recibió la orden del Papa Gregorio II de evangelizar a los nórdicos. Cuenta la tradición que el misionero, al llegar con los suyos a una aldea, derribó un roble donde se celebraría el ritual con un sacrificio como ofrenda. Al mismo tiempo señaló un pequeño abeto, como símbolo de la vida eterna porque sus hojas son siempre verdes.
Cuenta la historia que así comenzó la tradición cristiana de usar un abeto como árbol de Navidad.
Al principio se ponían velas y manzanas que representaban, respectivamente, la luz de Cristo y la tentación. Con el tiempo las velas se reemplazaron por luces y las manzanas por esferas que son símbolos de los dones que Dios ofreció a los hombres: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, piedad.
Las esferas plateadas se colocan en representación de agradecimiento, las azules son signo de reconciliación, las doradas son símbolo de alabanzas y las rojas corresponden a las peticiones o deseos.
En la antigua Roma, desde el siglo III aC, se celebraban durante varios días en diciembre, las populares “saturnalias” en honor a Saturno, Dios de la agricultura. Al banquete que se festejaba en el foro romano, estaban todos invitados y había un novedoso cambio de roles en donde los amos atendían a los esclavos.
Los agricultores celebraban el final de la cosecha de otoño. A la luz de velas y antorchas, los primeros festejos sucedían entre el 17 y 23 de diciembre. En el hemisferio Norte, es el período más oscuro del año y el nacimiento de un nuevo período de luz, coincidiendo el 25 de diciembre con el solsticio de invierno.
Eran siete días de bullicio, diversión e intercambio de regalos por parte de familiares y amigos. Entre los obsequios predominaban las velas y estatuillas de terracota.
Siglos más tarde la tradición de los regalos en Navidad se unió con el conocido religioso Nicolás de Bari (en la vida real) a Papá Noel (en la leyenda).
Todas estas tradiciones se siguen haciendo solo que en el siglo XXI se han modernizado bastante, en las casa, las luces del árbol las controlamos a través del móvil pudiendo cambiar hasta el color, la preparación de las comidas para la familia la pedimos a través de una aplicación al Mercadona para que la traiga a casa, los regalos los pedimos por Amazón y hacemos reuniones por Skype.
En estas fechas es también muy usual que las familias se vayan de viaje para reunirse o hacer viajes en familia y aquí es donde llega el papel de las ciudades y del marketing publicitario que esto supone.
Visten las ciudades de flamantes luces para atraer al turismo, entre las más visitadas están Madrid, Sevilla, Barcelona y Vigo, sí sí Vigo.
Este año el alcalde de Vigo amenazó a varias ciudades como Nueva York, Londres, París y Tokio a que él este año se quedaba en Vigo, con el proyecto de Navidad Top durante el acto de encendida de luces, Abel Caballero volvió a ser protagonista en las redes sociales por el show que ideó, una apoteosis lumínica que pasará también a la historia por su particular discurso en inglés con frases para la posteridad como “with de lights, with the music, very welcome everybody here”.
No ha escatimado recursos para que su ciudad luzca. Quizás su deseo de que “las luces de Vigo se vean desde Marte” haya sido excesivo, pero no será por ganas. El presupuesto de este año ha ascendido hasta los 825.000 euros para iluminar 350 calles, 325 árboles- dos de ellos de 11 metros-, 1.000 arcos y siete plazas y los siete mercados municipales. “Vigo ha ingresado el coste de las luces en solo una semana”, ha repetido en más de una ocasión el alcalde.
A la vista de esta noticia se ve el aumento del turismo en las ciudades para ver las luces de Navidad y ya de paso hacer alguna compra.
Los pueblos de Europa del Norte aún en la Edad Media seguían practicando el culto de tradición a los árboles, muy especialmente al roble.
Una vez al año, durante el solsticio de invierno, aquellos hombres se reunían, pidiendo protección para ellos, sus familias, ganados y cosechas.
En el siglo VIII el sacerdote Bonifacio recibió la orden del Papa Gregorio II de evangelizar a los nórdicos. Cuenta la tradición que el misionero, al llegar con los suyos a una aldea, derribó un roble donde se celebraría el ritual con un sacrificio como ofrenda. Al mismo tiempo señaló un pequeño abeto, como símbolo de la vida eterna porque sus hojas son siempre verdes.
Cuenta la historia que así comenzó la tradición cristiana de usar un abeto como árbol de Navidad.
Al principio se ponían velas y manzanas que representaban, respectivamente, la luz de Cristo y la tentación. Con el tiempo las velas se reemplazaron por luces y las manzanas por esferas que son símbolos de los dones que Dios ofreció a los hombres: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, piedad.
Las esferas plateadas se colocan en representación de agradecimiento, las azules son signo de reconciliación, las doradas son símbolo de alabanzas y las rojas corresponden a las peticiones o deseos.
En la antigua Roma, desde el siglo III aC, se celebraban durante varios días en diciembre, las populares “saturnalias” en honor a Saturno, Dios de la agricultura. Al banquete que se festejaba en el foro romano, estaban todos invitados y había un novedoso cambio de roles en donde los amos atendían a los esclavos.
Los agricultores celebraban el final de la cosecha de otoño. A la luz de velas y antorchas, los primeros festejos sucedían entre el 17 y 23 de diciembre. En el hemisferio Norte, es el período más oscuro del año y el nacimiento de un nuevo período de luz, coincidiendo el 25 de diciembre con el solsticio de invierno.
Eran siete días de bullicio, diversión e intercambio de regalos por parte de familiares y amigos. Entre los obsequios predominaban las velas y estatuillas de terracota.
Siglos más tarde la tradición de los regalos en Navidad se unió con el conocido religioso Nicolás de Bari (en la vida real) a Papá Noel (en la leyenda).
Todas estas tradiciones se siguen haciendo solo que en el siglo XXI se han modernizado bastante, en las casa, las luces del árbol las controlamos a través del móvil pudiendo cambiar hasta el color, la preparación de las comidas para la familia la pedimos a través de una aplicación al Mercadona para que la traiga a casa, los regalos los pedimos por Amazón y hacemos reuniones por Skype.
En estas fechas es también muy usual que las familias se vayan de viaje para reunirse o hacer viajes en familia y aquí es donde llega el papel de las ciudades y del marketing publicitario que esto supone.
Visten las ciudades de flamantes luces para atraer al turismo, entre las más visitadas están Madrid, Sevilla, Barcelona y Vigo, sí sí Vigo.
Este año el alcalde de Vigo amenazó a varias ciudades como Nueva York, Londres, París y Tokio a que él este año se quedaba en Vigo, con el proyecto de Navidad Top durante el acto de encendida de luces, Abel Caballero volvió a ser protagonista en las redes sociales por el show que ideó, una apoteosis lumínica que pasará también a la historia por su particular discurso en inglés con frases para la posteridad como “with de lights, with the music, very welcome everybody here”.
No ha escatimado recursos para que su ciudad luzca. Quizás su deseo de que “las luces de Vigo se vean desde Marte” haya sido excesivo, pero no será por ganas. El presupuesto de este año ha ascendido hasta los 825.000 euros para iluminar 350 calles, 325 árboles- dos de ellos de 11 metros-, 1.000 arcos y siete plazas y los siete mercados municipales. “Vigo ha ingresado el coste de las luces en solo una semana”, ha repetido en más de una ocasión el alcalde.
A la vista de esta noticia se ve el aumento del turismo en las ciudades para ver las luces de Navidad y ya de paso hacer alguna compra.








Comentarios
Publicar un comentario